¡Señor muy buenos dias! Al comienzo de esta semana, no permitas que haga como hizo inicialmente San Pedro que te siguió de lejos sin comprometerse!
¡Hazme entender, Señor, que al igual que san Pedro posteriormente sólo es posible seguirte manteniéndome cerca de Ti sin miedo a las consecuencias!
¡No permitas que mi cobardía me aleje de Ti; basta con tu mirada de amor, la misma que lanzaste a Pedro, para rebajar mis miedos y arrepentirme de mis abandonos constantes!
¡Ayúdame, Señor, por medio de tu Espíritu, a levantarme cada vez que caigo, a no aislarme en mí yo cuando la culpa y la tristeza me embarguen por mis faltas, a acudir a ti en el sacramento de la reconciliación para limpiar mis culpas, a creer siempre en tu Palabra!
¡Señor, por medio de tu Santo Espíritu, no permitas que me obstine en el gozo del pecado, no permitas que ame más las tinieblas que la luz, no permitas que me acomode en mis faltas; que cada vez que falle mi arrepentimiento vaya unido a la tristeza por haberte ofendido!
¡Dame el firme propósito de no volver a pecar, de dejar lo malo que hay en mí y tratar siempre de hacer el bien, de someter mi voluntad a la voluntad de Dios!
¡Ayúdame a cambiar el corazón, a cambiar mi voluntad, a cambiar mis sentimientos, a cambiar mi actitud hacia el pecado, a que los frutos de mi arrepentimiento me acerquen más a Ti y a los demás!
Me abandono en los brazos de la Santísima Virgen Maria Milagrosa.
Amén.
Fuente: Padre Alexis Gutiérrez