Señor, enséñanos a no amarnos
sólo a nosotros mismos,
a no amar solamente a nuestros amigos,
a no amar sólo a aquellos que nos aman.
Enséñanos a pensar en los otros y a amar,
sobre todo, a aquellos a quienes nadie ama.
Concédenos la gracia de comprender que,
mientras nosotros vivimos
una vida demasiado feliz,
hay millones de seres humanos,
que son también tus hijos y hermanos nuestros,
que mueren de hambre,
sin haber merecido morir de hambre;
que mueren de frío,
sin haber merecido morir de frío…
Señor, ten piedad
de todos los pobres del mundo.
Y no permitas, Señor,
que nosotros vivamos felices solos.
Haznos sentir la angustia
de la miseria universal,
y líbranos de nuestro egoísmo.
Amén!