Señor muy buenos días. Tú eres un Dios de amor, siempre estás atento a las necesidades y súplicas de tus hijos, pues eres Bueno y tu misericordia alcanza para todos.
Levanto la mirada hoy al cielo vislumbrando las nuevas acciones que vienen sobre mi vida y el aprendizaje que me dejarás en cada una de ellas.
Tú derramas bendiciones sobre mí desde el amanecer hasta el ocaso. Quiero convertirme en un mejor discípulo, en tu más grande y preciado tesoro.
Quiero estar limpio para Ti, libre de miedos, angustias y desequilibro emocional, para poder servirte con total pasión y que saques lo mejor de mí.
Te amo y confío en tu providencia, en tu poder que renueva mis fuerzas gastadas y me da el impulso para alcanzar los sueños que me proponga.
Dame un corazón noble pero valiente, que sepa enfrentar cada prueba con dignidad. Que mi fe crezca y me haga digno de ver las maravillas de tu Reino.
Te suplico que me mantengas en tus manos y me alimentes con el pan de tu Palabra, de tu amor, de esa compasión que acoge y de tu perdón liberador.
Tú conoces mis planes y todo lo que quiero lograr, es por ello que, con tu compañía, podré sonreír al verlos levantados en tu Nombre.
Que María Milagrosa nos arrope con su manto.
Amén…
Fuente: Padre Alexis Gutiérrez