Señor Jesús ya comienza otro día y quiero abandonarme en tus brazos, ya que eres mi pastor. No quiero renunciar a lo que es correcto ante ti. Dame tu fuerza para rechazar todo precepto de hombre que sea contrario a tus divinas enseñanzas.
A veces por mi gran ceguera, he obrado mal. En algunas ocasiones, son las malas pasiones las que me han dominado arrastrándome a abismos de dolor.
Aquí me tienes, pecador, rápido en ver, juzgar y corregir los errores y las pequeñas faltas de los demás; pero lento para corregir las mías propias.
Ayúdame a sacar de mi interior aquellos estorbos espirituales que no me permiten crecer en tu dirección. Corrige todas mis malas formas de actuar.
Ayúdame a encontrar fuerzas en tu amor, a encontrarme contigo en la Eucaristía, para que serenes mi alma y apagas toda tribulación que turba mis sentidos.
Quiero hacer de tu Palabra parte de mi vida, que dirija mis decisiones para así desprenderme de todo deseo malsano que ensucia y mancha mi alma.
Dame, amado mío, el don de ser un cristiano coherente, un cristiano lleno de compasión para ser vigilante primero de mis propias acciones.
Perdona mis faltas y libérame de las heridas que pude haberme causado para así conseguir una verdadera vida saludable a tu lado.
Santísima Virgen Maria de la Medalla Milagrosa cuidados durante este día de todo mal y peligro.
Amén…
Fuente: P. Alexis Gutiérrez