Señor Misericordioso, muy buenos días. Gracias por ayudarnos una y otra vez. Gracias por escuchar mis problemas y necesidades.
¡Alabado sea tu nombre por todo lo que haces por nosotros y por toda tu ayuda en los muchos peligros y dificultades!
Confiamos plenamente y tenemos fe en ti por medio del Salvador Jesucristo. Él revela tu gracia en todas partes, en cada dificultad, dándonos valentía y libertad para mirar hacia tu reino.
Ayúdanos a permanecer valientes cuando tenemos que afrontar sufrimiento, ya que deseamos ser tus discípulos en Cristo Jesús, el Crucificado. Él ha logrado hacer santo al sufrimiento, y deseamos que nuestro sufrimiento también te de fruto en el tiempo y la eternidad.
Señor bendice toda tarea que hagamos hoy, para así dar frutos abundantes.
Quita de nuestras vidas todo vicio, toda maldad, toda enfermedad que nos lleve a perder la paz.
Virgen María Milagrosa, arrópanos con tu manto.
Amén.
Fuente: Padre Alexis Gutiérrez