BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu Pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa Belleza. ¡A ti Celestial Princesa, Virgen Sagrada María! yo te ofrezco en este día: alma, vida y corazón; ¡mírame con compasión, no me dejes Madre mía sin tu santa bendición! Amén.
(1 Ave María y 1 Jaculatoria)
ACUÉRDATE
Acuérdate, oh Piadosísima Virgen María, que JAMAS se ha oído decir que NINGUNO de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Virgen Madre, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu Presencia Soberana; no deseches, oh Purísima y Santísima Madre de Dios mis humildes súplicas, antes bien escúchalas y atiéndelas favorablemente. Amén.
(1 Ave María y 1 Jaculatoria)
CONSAGRACIÓN BREVE
Oh Señora mía, Oh Madre mía: yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día: mi cuerpo, mi alma, mi mente, mi espíritu y mi corazón, en una palabra todo mi ser; ya que soy todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
(1 Ave María y 1 Jaculatoria)
EL AVE MARÍA
No olvidar que es el saludo, la bella oración que nos acerca a Nuestra Madre y donde le pedimos que ruegue por nosotros, no sólo el día de hoy, sino también a la hora de nuestra muerte.