*** El vino de las delicadezas, de las pequeñas pero indispensables muestras de cariño, de las atenciones casi casi de educación…
*** El vino de la ilusión de estar juntos, de salir juntos, de divertirnos juntos, de soñar y hacer planes juntos…
*** El vino del sacrificio, para no buscar cada uno su propia comodidad sino la comodidas del otro…
*** El vino del interés sincero por aquello que el otro piensa, siente, anhela, quiere, le gusta o le molesta…
***El vino de la conversación, que nos lleva a compartir nuestras experiencias…
En una palabra, el vino del amor.
¿Por qué no acudimos juntos -o cada uno por su lado, si es que la escasez de vino ha llegado ya a tal grado- a la Virgen María, para que ella le diga a su Hijo: «Ya no tienen vino»