Señor bueno y Misericordioso que vas al frente de mi vida. Llega con la noche el tiempo de estar contigo y no lo cambio por nada.
Es aquí cuando te pido de todo corazón que me des Tu paz, que nada se la lleve de mi corazón.
Es aquí cuando soy consciente que siempre debo servirte con abnegación, siendo fiel en mi caminar a Tu lado y buscando siempre Tu protección.
Te pido por las necesidades que estoy pasando, que tú conoces. Que tu gracia inunde mi alma y me dé la confianza y la certeza de que siempre contaré con Tu ayuda.
El estar en Tu compañía en mi cuarto, es el remanso de paz que trae calma a mi mente. Que maravilloso poder darte gracias aquí en la intimidad y cobijarme dentro de Tu corazón para que las cosas vayan tomando el rumbo que dicta Tu voluntad.
Conserva mi espíritu contento y agradecido por todo, incluso en el dolor, la angustia y el sufrimiento.
Quiero unirme al Salmista para decirte: Los hijos de Dios saben bien que Él siempre los ama, que en penas y alegrías Su paz es su bastón; la fuerza del Señor es la gloria en sus batallas; sólo en Él encuentran la dulce paz.
Tú que hiciste de la Virgen María Milagrosa la llena de gracia, concédenos por su intercesión la abundancia de Tu gracia a todos Tus hijos.
Permanece a mi lado para poder descansar confiado. Contigo me siento amado y protegido. No te vayas.
Amén.
Fuente: Padre Alexis Gutiérrez